Para los que se atreven a intentar

Desde los comienzos en la murga en 2001, o quizás antes. Paseando con mis amigos en las peatonales de una ciudad turística, cantando a viva voz invitando a que las miradas se crucen. Se miren, nos miremos. Tal vez contando cuentos inventados en el momento, provocados por el brillo de la luna y la embriaguez de la adolescencia. Encontré este hermoso pretexto de situarse cara a cara con las personas a renovar nuestros acuerdos. No asumir la herencia histórica como una carga, sino ponerla delante para reflexionar y despertar la sensibilidad social. En coyunturas donde el "sistema de capitales" aconseja la indiferencia. Promover la intervención performática de las ciudades para volver a vivirlas. Habitarlas. Es una de las formas más honestas que encuentro de promover la paz.

 A partir de una pequeña ilusión forjada en una frase "Quien sabe reír, sabe amar" hace unos cuantos años que me desafío a generar momentos felices en contextos complicados. Como escribí en el libro "Como armar un espectáculo de calle (y no morir en el intento)" la implicancia del artista en tres ejes como son, el artístico, político y laboral llenan de motivos la necesidad de multiplicar estas acciones para volver a la información de primera mano. El gran juego de ¿Cómo hacemos para vivir en paz?.

Así es, haciendo camino al andar, aprendiendo y equivocándome para aprender más he recibido este premio hermoso de compartir con un grupo de personas en el contexto de la Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica un proceso de 6 encuentros. 2 jornadas de entrenamiento, 3 de producción y montaje para en el últimos día realizar el Gran variete, condimentada con lo mejor del amor. Para hacer viral la emoción de regalar momentos humanos con escusas de teatro, danza, música, etc. 

Este es mi blog, y si no contara esta cara de mi moneda es probable que se perciba un EzeQuién difuso, que le falta un pedazo de su propia historia. Aquí la dejos para les lectores.