Escritos Animales


El minuto perdido
Acto para teatro de objetos.


            Una fila de minutos avanza escapándose del reloj, pero sin abandonar su ritmo. En cada paso se escucha su canción para mantener siempre la misma distancia: “El tiempo no va a esperar, todos juntos hay que marchar, avanzamos siempre igual, nada ni nadie nos puede paraaaaar.” El último de la fila se desprende al chocar con una cuchara descansando en el medio de la mesa.
            El minuto mira a su alrededor y no ve a nadie. Avanza, luego sigue a la derecha y al voltear se percata que se tropezó con una cuchara.
Minuto: hey hey, (se acerca y le grita) todo por tu culpa.
La cuchara se levanta bostezando. El minuto la mira acusador y le pregunta- Venía marchando con mis 58 compañeros hacia la hora y me tropecé con vos y ahora no sé dónde están, ¿dónde están?
Cuchara: ¿Cómo quieres que sepa si estaba acá durmiendo la siesta?
Minuto: Venía marchando con mis 58 compañeros hacia la hora y me tropecé con vos y no sé dónde... donde... (Llorando) no sé dónde estaaaaan, wuaaaaa. Soy un minuto perdido. Todo por tu culpa.
Cuchara: No podés echarles la culpa a los demás de los que te pasa.
Minuto: ¿Ahora qué voy a hacer?
Cuchara: Ponete en la fila como estabas.
Minuto: no seas absurdo, a esta altura del partido en vez de haber 59 segundos de distancia con mi compañero de adelante habría unos 78 un desastre total.
Cuchara: que exagerado...
Minuto: Ya me decía mi papá de chiquito, minutito... cuando crezcas vas a ser un fracasado. Y acá estoy fracasando.
Cuchara: pero, un tropezón no es caída.
Minuto: no entiendes nada, es que ya estaba todo planeado. Yo iba a ir atrás de mi compañero de adelante a la misma distancia que él de su compañero de adelante, que él de su compañero de adelante, que él de su compañero de adelante, hasta llegar a la hora. Luego sin reflexionar ni mirar atrás vamos a seguir avanzando hasta llegar a la tarde y sin perder ni un solo segundo de distancia vamos a continuar hasta llegar a la media noche. Y listo, todo solucionado. La vida que cualquier minuto desearía. Igual y no. Voy y me tropiezo con vos, una cuchara. Ni filo tenés, si por lo menos fueras un cuchillo.
Cuchara: ah bueno, si me vas a tratar así me voy.
Minuto: no disculpáme, no te vayas. Es que estoy en crisis. Me siento como si me hubiesen despedido de mi trabajo de toda la vida. No sé qué hacer, no me había detenido a pensar antes. ¿Vos qué haces?
Cuchara: Yo soy una cuchara, una herramienta creada por los humanos para ayudar en la cocina. Revolver la sopa, servir los alimentos. Una cosa. ¿Vos?
Minuto: yo ni-siquiera soy una cosa. Soy un concepto. Inmaterial entendes, inmaterial. Me crearon para medir la distancia entre un momento a otro. Pero ahora menos que menos, ahora Señoras y Señores (rompiendo la cuarta pared) soy una metáfora teatral. ¿Cómo carajo es un minuto? ¡Definitivamente estoy acabado, acabado!
Cuchara: alguna alternativa tiene que existir. Porque no buscas trabajo en una verdulería.
Minuto: no, como voy a pedir trabajo ahí si no se distinguir una banana de un plátano.
Cuchara: entonces como chofer de camión.
Minuto: ¿Vos me estas tomando el pelo? Mirame bien, ¿No te das cuenta qué no tengo ni piernas ni brazos? No sirvo para nada de nada, completamente desechable... ¡soy un minuto perdidooo!
Cuchara: ¡Eso!
Minuto: ¿Qué?
Cuchara: Tenés que ir y buscar a esas personas que nunca tienen tiempo para nada.
Minuto: Aja ¿y?
Cuchara: Vas y te les regalas.
Minuto: Pero para qué.
Cuchara: Claro te le regalas para que tengan un minuto más en su vida y puedan mirar las estrellas o tomar clases de canto.
Minuto: Ah para que pueda apoyar a las compañías independientes de teatro.
Cuchara: Exactamente, ya le estas agarrando la onda.
Minuto: Si ¿Pero hay de esas personas?
Cuchara: Ufs, de esas personas son las que sobran.
Minuto: Sabes que cuchara, al final tropezarme con vos no estuvo tan mal.
Cuchara: Y.… viste como dice la gente. No hay mal que por bien no venga. Subí que te llevo.

            La cuchara se acuesta y el minuto arrodillado se sube en la zona más honda y se van volando como en una alfombra voladora.
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Ilustración:

Adolfo: "No todo lo que brilla es oro" 
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Ilustración:
Uno es lo que come





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