Calavérica

Calavérica La noche cae sobre las montañas, deja su peso libre al deseo de la gravedad que empuja la densa capa de oscuridad con bordes de neblina anaranjada. Tu ausencia me abraza y me pregunta cuánto tiempo voy a esperar a su gemela opuesta. Yo converso con ella, porque no hay nadie más. Le confieso que no me pesa la espera por que el amor es divino. Nutre mi fuerza y esperanza. Nutre mi sed. Pero ella insiste y me dice que no está. Claro que no está, respondo. Es obvia su ausencia. Es tan evidente como su presencia. Por eso la extraño. Prefiero que no esté, para escucharme claramente. Siento que las energías de otras personas pueden llegar a gobernarme y como la gravedad arrastra la noche sobre los cerros, los deseos de otros pueden inducirme a olvidar los propios. Es cuando me llama mi “Ermitaño”. Acuérdate que tienes un jardín que cuidar, una cueva que atender. Una gran sombra que seguirá creciendo si no vienes a ocuparte de ella. Ahí afuera es muy lindo, con el reconoci...